“DARLO TODO”
Estamos llamados a ser protagonistas de la transformación social... y en la consecución de este propósito, tenemos que mirar a nuestro interior y recordar que la prioridad es el ser humano.
Permítanme reflexionar acerca de la generosidad, un rasgo que distingue particularmente a los jóvenes; cualidad que habrán de mantener a lo largo de su vida profesional y que será elemento clave para alcanzar la plenitud e incluso: el éxito.
“Dar sin arrogancia y recibir con dignidad”
“Una vez un hombre rico le entregó una canasta con desperdicios a un hombre pobre, quien la recibió sin reparo. La vació, la lavó y además, la llenó de flores, devolviéndosela con una sonrisa. El hombre rico asombrado reparó: ¿por qué me has dado flores si yo te di basura?… el hombre pobre respondió: ¡porque cada quien da lo que tiene en su corazón!
La persona generosa no pretende una recompensa por su accionar, sino hace lo que cree correcto y justo. La lógica de su pensamiento señala que si todos los seres humanos fueran generosos y donaran parte de sus recursos materiales e intangibles el mundo sería mejor.
Generosidad es una clara inclinación a dar y a compartir por encima del propio interés; por eso, “La manera de dar, vale más de lo que se da”
El Papa Francisco con su clásica sencillez expresó: “¡Qué hermoso sería si cada noche pudiéramos decir: ¡Hoy he realizado un gesto de amor hacia los demás!”.
La generosidad es el único egoísmo legítimo.
“Hay remedios y curas para todas las enfermedades, pero mientras no haya manos bondadosas para servir y corazones generosos que den con amor, jamás habrá una cura para la terrible enfermedad de no sentirse amado”, afirmó Teresa de Calcuta.